El mes de enero de 1997 decidimos irnos de vacaciones en carpa a Mar de Ajó con el Renault 6 de mi cuñado. Además compramos un trailer para poder llevar todos los implementos que necesitaríamos en nuestra estancia en la playa.
Decimos viajar un domingo a la noche. Así salimos, mi mamá, mi hermana, mi papá, mi cuñado y yo en el Renault 6 modelo 1972 con el trailer marca BF, importado de España. No llegamos muy lejos porque se cayó la suspensión trasera izquierda. Tuvimos que regresar a casa en remis, para quitar peso en el auto.
La fotografía fue tomada en día que volvíamos de nuestras vacaciones, en enero de 1997. Se ve el Renault 6 y el trailer BF. Al fondo el Mar Argentino en la costa de Mar de Ajó. |
Al día siguiente tratamos de arreglar la suspensión trasera. Se había zafado de su lugar una pieza en forma de medialuna que regula la altura de las barras de torsión transversales traseras. Conseguimos dos mecánicos, padre e hijo que vinieron a casa para reparar la suspensión.
Aprendimos como se puede modificar la altura trasera de la suspensión de un Renault 6. Para hacerlo hay que sacar la rueda de un lado y regular la suspensión del lado opuesto. La operación necesita de dos personas y que el auto tenga las dos ruedas traseras en el aire. Además hay que quitar las dos ruedas traseras. Luego conseguir un poste o una madera gruesa de más de un metro de largo. Dicha madera se pone sobre la campana trasera, de uno de los lados y se presiona hacia abajo. Mientras tanto la otra persona ha sacado el tornillo del registro de la pieza en forma de medialuna, que regula la altura trasera del Renault 6. Ahí se busca la altura deseada y se coloca nuevamente el tornillo. La operación se repite del otro lado y listo el auto tiene la altura que buscábamos.
Esa tarde del lunes terminamos de arreglar al suspensión y a la noche salimos nuevamente para la costa bonaerense. Otra vez nuestro viaje duró poco. Nos sucedió lo mismo que la noche anterior. De vuelta a casa, con un humor no apto para chistes. Además de sentirnos desmoralizados por todo lo hecho en el día.
Luego de descansar y recapacitar por la noche, salimos el martes por la mañana a buscar la solución a nuestro problema. El tema era que si bien el Renault 6 era modelo 1972, la carrocería era 1977 y por lo tanto las correderas de las suspensiones traseras no eran las mismas. Por eso la pieza en forma de medialuna se zafaba de su sitio. Con mi cuñado conseguimos en un desarmadero las dos medialunas de fundición de hierro, que correspondían a ese modelo de carrocería.
Con lo aprendido el día anterior, en cuanto a regular la suspensión trasera, pusimos manos a la obra y entre mi viejo, mi cuñado y yo le dimos la altura que necesitábamos para viajar hasta Mar de Ajó.
El arreglo que hicimos con mi cuñado y mi viejo nos llevó, nos trajo de vuelta y mi cuñado siguió usando el auto hasta que lo vendió, sin ningún tipo de problema en la suspensión trasera. A veces es bueno aprender algo nuevo y en especial si se aplica a los autos viejos que supimos conseguir.
Todo tiene un porqué. Nos lamentábamos por los días perdidos en llegar a la costa bonaerense, por la demora con la suspensión del Renault 6 de mi cuñado. Cuando estábamos llegando a Mar de Ajó vimos, en la ruta interbalnearia, un tinglado, que había sido un corralón de materiales de construcción, totalmente retorcido en el piso. Imaginamos que había sido una fuerte tormenta de viento. En nuestros días en Mar de Ajó nos enteramos que una tormenta muy fuerte de viento y lluvia había azotado toda la Costa Atlántica. Por eso el tinglado estaba en ese estado. Zafamos de una tormenta de aquellas.
Nuestro viaje fue durante la noche del día miércoles y llegamos sin novedades a Mar de Ajó, en la mañana del jueves. Buscamos un sitio en la playa y allí armamos nuestro campamento, que sería nuestra residencia por dos semanas. Armamos la carpa para cinco personas, el ante comedor y el baño. Además teníamos un sobre techo de carpa que usamos a manera de alero, donde solíamos desayunar, luego de buscar madera para hacer asado.
Sí, al amanecer antes que el malón de gente invadiera la playa salíamos todos a buscar leña y bosta de vaca para hacer asados en la playa. Aquellos que no han estado en el campo pensarán que la bosta de vaca no sirve para cocinar, pues se equivocan. Luego de secarlas al sol las bostas de vacas son como Briquetas ecológicas. En definitiva es pasto procesado, que arde una facilidad increíble.
Luego de la tarea de búsqueda venía el desayuno con galletitas Express con manteca y dulce de leche. No se olviden que habíamos gastado muchas energías. Así que de engordar ni hablar. Todo se quemaba en el ejercicio que realizábamos en las tareas del campamento. Mientras tanto el Renault 6 y el trailer descansaban en lo alto de los médanos. El Renault subía donde otros autos no llegan ni de casualidad.
Una vez quisimos ir, en la tarde, hasta Punta Médanos, cerca de donde está el faro de Mar de Ajó. No pudimos porque la arena estaba muy pesada y el Renault bramaba que daba gusto. Llegamos hasta un lugar determinado y allí nos dedicamos a recorrer los médanos del lugar. Al rato oímos como venía bramando un vehículo del lado del faro. Quién sería nos preguntamos. Era una Cherokee que venía con cinco pasajeros y rugiendo porque el piso la obligaba a usar la baja y la doble tracción. Y nosotros queríamos llegar en el Renault 6.
Al volver se nos rompió el acelerador del Renault. El Renault 6 tiene un triángulo que hace funcionar el acelerador y cebador. Esa pieza se había roto. Por lo tanto tuvimos que ponerle una soguita y acelerar desde la ventanilla. Pudimos llegar al campamento. Al otro día tuvimos que ir a un taller mecánico, especializado en Renault, que nos repararon el problema. Me acuerdo que el mecánico, un hombre grande, se llamaba Juan. Todos lo conocían como Don Juan.
Don Juan le dijo a mi cuñado que cuando pudiera cambiara el carburador, que no era el original. Esto para que mejorara el andar y la carburación. Al tiempo de volver mi cuñado consiguió un Solex original, sin uso, y el filtro de aire correspondiente. No se imaginan como mejoró el andar del Renault 6. Hasta bajó el consumo de nafta y la afinación del motor duraba muchos kilómetros más.
Una tarde comenzó a soplar un fuerte viento del sur que impedía que los pájaros lograran tener un vuelo como la gente. Mi cuñado se subió a un médano con la esperanza de poder atrapar uno con el mediomundo. Sí, suena a cosa de locos pero el clima también lo estaba.
Al atardecer el viento se puso cada vez más fuerte y mi cuñado que permanecía sentado sobre la heladera de camping, soportaba el viento que empujaba el frente de lona del ante comedor de la carpa. Por la radio escuchamos que la tormenta, que se veía venir desde la tarde, había volado techos en Mar del Plata e inundado calles en Pinamar. De Pinamar estábamos a menos de 50 kilómetros , porque nuestro campamento estaba a unos 9 kilómetros al sur del pueblo de Mar de Ajó.
Al caer la noche la tormenta avanzaba hacia nosotros como un gigantesco avión cubriendo todo el cielo visible. Ya estábamos preparados para lo peor, lluvia demencial y un viento de más de 100 kilómetros por hora. Lentamente el cielo se podía azul, casi negro y los relámpagos se veían en todo su esplendor.
No es lo mismo ver una tormenta sentado en el sofá del living, en nuestro televisor, con el control remoto en una mano. La percepción del tiempo y la naturaleza es real. Nada que nos muestre la televisión se acerca a la experiencia vivida por uno en una situación semejante. Tampoco estas líneas terminan de reflejar la sensación que se tiene ante la inmensidad de una tormenta que tiene cientos de kilómetros de frente.
No recuerdo una cosa igual. La tormenta llega hasta nuestras cabezas con un poco de lluvia y algo de viento. Casi nos decepciona, por lo escuchado por la radio. Ahí es cuando ocurre algo que jamás había visto en mi vida y tal vez no lo vuelva a ver.
La tormenta al llegar a Mar de Ajó se parte en dos. La mayor parte se interna en el mar, hacia el este. Con un panorama terrible para aquellas embarcaciones que se toparan con esa parte de la tormenta. La parte menor se interna en el continente hacia el oeste. Así la tormenta inmensa se divide en dos y en Mar de Ajó deja algunas gotas de agua y un poco de viento. Visto el panorama esa noche dormimos tranquilos. En Mar de Ajó ni se enteraron del espectáculo que asistimos aquella noche, jamás podré olvidar esa tormenta partida.
Un capítulo aparte fue el trailer marca BF, que era y es porque todavía lo conservamos, que está construido en chapa galvanizada. En los quince días que estuvo en la playa, a menos de cien metros del mar, no presentó el menor atisbo de oxidación. Además el comportamiento en la ruta fue excepcional. La suspensión es por barras de torsión, así que se movía menos que el Renault 6. Pensé que los días en la playa lo estropearían para siempre. Me equivoqué han pasado quince años y está igual que el primer día.
Unas vacaciones que empezaron mal y siguieron muy bien. No todo lo que empieza mal debe terminar igual. Además las cosas suceden por algo. Por eso hay que dejar fluir las circunstancias, a veces se acomodan solas.
Mauricio Uldane
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